En la mañana del 25 de marzo de 1925 llegó a Buenos Aires Albert Einstein.
Durante las semanas siguientes lo esperaba una intensa actividad: una docena y media de conferencias académicas y visitas a diferentes instituciones culturales y científicas locales, disertaciones sobre el sionismo y visitas a las instituciones de la colectividad israelita argentina, paseos por diferentes lugares de la ciudad y el Tigre, visitas a las redacciones de los diarios La Prensa y de Die Presse, viaje a La Plata y a Córdoba, actividades sociales, agasajos de llegada y de despedida, asedio permanente del periodismo… El mes de estadía de Einstein en la Argentina estuvo lejos de ser una experiencia reposada y, como él mismo lo expresa en sus memorias, cuando se embarcó en la noche del 23 de abril con destino a Montevideo estaba “más muerto que vivo”..